Reportaje Roger Federer: No soy un robot.

jueves, 12 de julio de 2012

REPORTAJE Por Sebastián Fest (dpa)
LONDRES, 11 jul (dpa) - Mientras gana y suma títulos en el tenis, Roger Federer sigue luchando contra una caricatura, ésa que lo muestra como un "reloj suizo", un hombre programado sólo para competir y triunfar.

"No soy un robot", dijo el número uno del tenis mundial durante los intensos días que lo llevaron a la conquista de su séptimo Wimbledon. Y, escuchando cómo discurre su vida hoy, no hay motivo para dudar de ello.

Mañana de lluvia en Londres, Federer se acerca a una de sus hijas gemelas y comprueba que podrá ser uno de los deportistas más grandes de la historia, sí, pero que él también tiene ciertos límites.

"Estaban jugando y les pregunté. ¿Te acuerdas de lo que pasó ayer?

'No', me contestó una. '¡Ah, ok...', dije yo. Pero la otra me dijo 'Sí, sí, me acuerdo de los aplausos'".

Tan padre de familia como multicampeón del tenis, Federer conversó tras su victoria del 8 de julio en la final de Wimbledon con dpa y otras tres agencias noticiosas internacionales.

Quizás Myla Rose y Charlene Riva -sus hijas- no necesitaran bajarlo a la tierra, porque Federer está lejos de esa imagen de arrogante que algunos medios británicos le echaron en cara en las horas previas a su victoria en la final sobre el escocés Andy Murray.

"No sé cuánto entienden otros chicos de tres años, pero las mías casi llegan a entender la diferencia entre un entrenamiento y un partido", dijo entre risas el suizo. "Y si entienden la diferencia entre victoria y derrota, no lo sé aún...".

Si en el futuro sigue mostrando el nivel de tenis de los últimos meses, sus hijas tendrán la posibilidad de asistir a un triunfo y entender lo que su padre está haciendo. Que no es poco, porque lo que Federer viene logrando es dinamitar todos los récords del tenis.

El récord de 286 semanas al frente del ranking mundial que compartía con el estadounidense Pete Sampras ya es historia. También se aleja en la plusmarca de títulos de Grand Slam, 17 contra 14 del norteamericano. Y la postal de aquella tarde de domingo, con el techo cerrado por primera vez en una final, su esposa, Mirka, emocionada, y sus hijas en el palco, representó mucho para el suizo.

"Cuando gané en 2003 ni se me pasó por la cabeza que alguna vez ganaría Wimbledon y levantaría el trofeo delante de mi esposa y mis hijas. Me impactó que todo fuera tan perfecto".

"¿De qué me enorgullezco más? Creo que de mi carrera, porque nunca pensé que sería tan bueno. Se me consideraba bueno cuando era joven en Suiza, pensaban que podía llegar a ser uno de los cien mejores", admite frente a una mesa repleta de periódicos cuyas primeras planas lo elevan a los altares del deporte. "¡Eh, no son míos!", advierte.

"Pero una cosa fue llevando a la otra. Yo surgí con una generación extremadamente fuerte de jugadores. Hewitt, Safin, Roddick, Ferrero, Haas. Y no era el mejor entre ellos... Eso me obligó a mantenerme en su nivel".

"Con los entrenamientos y la práctica me fui convirtiendo en un verdadero profesional. Y en mis veinte y pico, lamentablemente un poco tarde, aunque al final estuvo bien, considerando cómo se desarrolló mi vida, algo hizo 'click' y gané mi primer Grand Slam".

"Siempre había preguntas en los medios acerca de si lograría algo o sería uno de esos eternos talentos desaprovechados. Yo era famoso por no ser consistente, estoy orgulloso de cómo cambió todo. Hice 'click' y aproveché todo mi potencial".

Federer, que el 8 de agosto cumplirá 31 años, es visto por muchos como un reloj suizo con forma humana. Pero poca verdad hay en esa imagen.

"Hacer la entrada en calor es hoy por hoy lo más aburrido que puede haber para mí, pero se supone que soy profesional y debo hacerlo", admite el hombre que más de una vez sacó la cabeza por la ventana de un taxi para gritarle su alegría a la noche neoyorquina.

No es un robot, pero sí es extremadamente profesional. "Soy más fuerte, soy un hombre. Antes era un muchacho, ahora tengo un cuerpo de hombre. Y trabajo extremadamente duro".

Ya ganó prácticamente todo. ¿Algún sueño pendiente?. "Quiero disfrutar más mientras me mantenga bien físicamente y de salud. Quiero disfrutar de este viaje. El año pasado quería ganar Paris-Bercy (torneo que no había conquistado aún), y el oro olímpico es un sueño para mí, la Copa Davis, porque disfruto de grandes momentos con mis compañeros de equipo y amigos".

"Pero esto no es lo que me mueve cada día, no es el combustible para salir a entrenar", asegura embutido en una impecable camisa celeste y blanca a cuadros, vaquero oscuro, zapatillas grises y chaqueta negro brillante.

Tras el arrasador 2011 del serbio Novak Djokovic, el regreso de Federer al número uno cambia algunas cosas en el circuito, aunque no tantas, asegura.

"No creo que en gran medida, en mi opinión. ¿Es una ventaja ser uno, dos, tres, cuatro? Cambia la dinámica ahora, habrá semifinales diferentes. Va a ser duro para Rafa (Nadal) y Novak encontrarse siempre en una final, porque ahora podrían cruzarse en las semifinales".

Y mientras adelanta que no quiere ser el abanderado de Suiza por tercera vez consecutiva en la inauguración de unos Juegos Olímpicos, porque otro deportista también merece ese honor, confirma que no vivirá en la villa olímpica durante Londres 2012.

"Está muy lejos. Ya lo hice en Atenas cuando era número uno del mundo. Pero había mucha distracción, en un buen sentido. Ahora lo que quiero es no cambiar la rutina. Quizás suene egoísta, pero tengo que hacerlo. Estar en un hotel en Pekín me hizo sentir extraño, pero volví con un oro olímpico (en dobles), que es uno de los mayores logros de mi vida".

0 comentarios:

Búsqueda personalizada

Designed by Posicionamiento Web | Bloggerized by GosuBlogger